La derrota
Fui vencida, me abatieron mi rivales.
Me atacaron sin clemencia y con inquina.
Me alcé, mas hoy el recuerdo me conmina
y me rompo en mil fragmentos de cristales.
Yo que no temí jamás de vendavales
llorando vivo la bárbara y contina
traición de amor que devasta y asesina
y me muero entre rosas y puñales.
Recubre mi amante el tálamo de tules,
llena mi boca de fresas y canela
y ajorcas ciegan la huella de mis venas.
Mas en mis días el sol no brilla apenas,
ni mi dicha de tan grande deja estela,
ni mis noches son tan cálidas y azules.
llena mi boca de fresas y canela
y ajorcas ciegan la huella de mis venas.
Mas en mis días el sol no brilla apenas,
ni mi dicha de tan grande deja estela,
ni mis noches son tan cálidas y azules.
- Del libro "Y después vendrá el alba" de Consol Agulló-